lunes, 17 de agosto de 2020

Needle and Silk: VI

    


    No creí que este diario, en el que solo me planteaba contar si me encontraba algún mosquito tocanarices o algún hongo rebelde en mi camino por los túneles de Hallownest, sería testigo de la llegada de un fantasma. Lo había planteado más bien como una bitácora de incidencias menores. Pero entre el viajero sin memoria, y ahora esto, parece que cierto viejo enemigo ha vuelto a ponerme en mi sitio. Para los lentos, me refiero al destino. Sí, ese del que tanto hablo últimamente. 

    Aún me cuesta asimilar lo ocurrido hace días. Ya al menos entiendo, en cierta forma, algunas de las cosas que ocurrieron durante nuestro combate. En primer lugar, he ido a hablar con ese loco de la cáscara en espiral. Efectivamente, mis sospechas se confirmaron: fue él quien le enseñó a realizar el hechizo que me derrotó. Espíritu Vengativo. Un proyectil compuesto del alma del portador. Por supuesto, solo aquellos como el fantasma pueden usarlo. Entre el hecho de que se le ocurriera mostrarle como hacer aquel conjuro a un fantasma, y su estridente y estúpida risa, tuve que hacer un gran esfuerzo por no ensartarlo. Decidí dejarle con vida, sin embargo. Quedan pocos como él, y mi derrota es culpa mía, y de nadie más. Matarlo no hubiera solucionado nada.

    Por lo demás, no hay mucho más. Es un fantasma, y como tal, su poder latente es descomunal. Quizá fui demasiado blanda. Puede que por lo débiles que eran sus movimientos, o por su apariencia infantil. Sin embargo, eso nunca me había detenido. ¿Por qué sí ahora? Bien cierto es que llevo unos días extraños. Todo lo que no había pasado en muchos años, está sucediendo muy rápido, ¿quizás demasiado rápido para lo que yo puedo soportar?

    Debo entrenar. Debe ser eso, llevo mucho tiempo sin mejorar mi técnica. Me he dejado llevar con el paso del tiempo, acostumbrada a enfrentarme a insectos menores. Tengo que ponerme al día. No flaquear. Recuperar la disciplina que semanas y meses de vigilancia pasiva me han estado robando. Y nada mejor para recuperarla que con las reinas de la disciplina y el honor en la batalla.

    Las Mantis. Ellas son la clave para que recupere el instinto guerrero. Una civilización que, sobreviviendo a todo reino que quiso subyugar su cultura, se mantiene, a día de hoy, como orgullosa adalid del honor, la técnica de aguijón, y las únicas que, a base de fuerza de voluntad y determinación feroz, no permitieron que la voz hiciera mella en sus sueños, por lo que están libres de infección. Son perfectas para la rehabilitación que debo llevar a cabo. Y lo mejor de todo, es que estoy segura que no rechazarán mi propuesta. Siempre están dispuestas a un buen combate a muerte.

    Así que allá me dirijo. Es posible que, con este movimiento, el fantasma esté haciendo de las suyas, pero a su paso, podré enfrentarme a las Mantis y estar de vuelta antes de que haga mayores descubrimientos. Al fin y al cabo, aún no parece que tenga la capacidad de trepar, movimiento indispensable para moverse con libertad por las zonas más superficiales de Hallownest. 

    Tiemblo de expectación al imaginar mi aguja volando una vez más.Mañana partiré a los Páramos. Lo reconozco, estoy genuinamente emocionada.

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